domingo, 26 de junio de 2011

Parte 4- Mas Allá De La Oscuridad, Las Estrellas Brillaran

-       Claro que si cariño, pero a todos juntos se refieren a mi también?- pregunto mi madre con voz cansada, debo de suponer que quiere tener privacidad, para así sentirse mejor en la mañana-
-       No, no te preocupes, tú debes descansar en otro lado, tu habitación, para así sentirte mejor por la mañana- dijo mi Paris. Siempre nos habían dicho que ella y yo estábamos como conectados, cuando yo pensaba algo ella lo decía, y cuando ella pensaba algo, yo lo sabia-
-       Esta bien niños, descansen, y que duerman bien- dijo mi madre mientras se dirigía a su habitación-
-       Hasta mañana abuela- dijeron los tres juntos-
-       Sueña con papá- dijo Blanket-
Pude percibir como la cara de mi madre tomaba un aspecto depresivo. Me dolió. Sinceramente me dolió. Dolía ver como la persona que me cuido, protegió y me convirtió en lo que fui, una persona honesta, con amor hacia los demás, estaba triste. Quería darle un abrazo, para que cuando me recordara, fuera para sonreír, y no para llorar.
-       ¿Vamos?- me pregunto Liz, sacándome de mis pensamientos-
-       ¿A donde?
-       Pues con tu mama, tonto- me dijo riendo, mientras me quitaba mi sombrero y me daba un suave golpecito en el hombro con el-
-       ¡Au! Había olvidado lo agresiva que eras Liz- le dije riendo-
-       Tu sabes como soy, no comprendo como es que lo olvidaste- me dijo sonriendo- bueno, ¿vamos ya? Tu mama cerrara la puerta si no pasamos antes. O mejor dicho, si no pasas antes, yo te esperare a fuera.
-       Esta bien, ya voy- dije y comencé a caminar tras mi madre, que llego a su habitación y abrió la puerta, y gracias a eso, yo pase demasiado rápido por su lado izquierdo, que creo que la rocé ya que dio un saltito y se metió rápidamente a la habitación-
-       ¿Quién anda ahí?- pregunto con voz temblorosa. Oh no… creo que ahora, si le di miedo a una persona- Jaffar, nene ¿eres tu?- pregunto- quien quiera que este ahí escondido, salga por favor, no tengo animo para jugar- y con la misma se sentó en una mecedora que se encontraba dentro de su habitación. Bueno, al menos el susto se le había pasado-
-       Mama- susurre, probando si ella me escuchaba. No recibí respuesta- Mama- susurre más alto. Y fue lo mismo. No recibí respuesta alguna, que calmara mi preocupación. Mi madre se durmió y no logre despedirme de ella-
-       Te escucho- dijo entonces con ambos ojos cerrados- Puedo escucharte, y puedo sentirte- abrió los ojos un momento, y al instante los cerro- pero no puedo verte.
-       Mis hermanos tampoco podían- dije, mientras me iba y me sentaba a un lado de la mecedora, en un banquito de madera, apoyando la cabeza en el hombro de mi madre. Comenzó a acariciar mi cabeza, y a jugar con sus dedos con mi cabello-
-       Lo se. Lo sentí también- ¡Esta mujer es maravillosa! Tenía el don de poder sentir cualquier cosa. Cualquier cosa que tuviera que ver con sus hijos- es increíble que estés aquí ¡Aun no me lo creo!- dijo mientras soltaba una risa feliz, pero nerviosa al mismo tiempo-
-       Pues créelo, porque es tan real como cuando me viste por primera vez en tu vida, como cuando te di mi primer abrazo, como cuando te di mi primer beso, como cuando pude decirte mama- le dije y al instante sentí como comenzaba a llorar y me abrazaba mas fuertemente-
-       Mi niño- me decía llorando. De pronto comencé a sentir una emoción dentro, muy dentro de mí, y como algo húmedo, fino se deslizaba por mi mejilla. ¡Estaba llorando! ¡Que increíble! San Pedro y Elvis me habían dicho que los ángeles no lloraban, pero ahora podía contradecirlos. Mi madre comenzó a sollozar, y yo sentí que mi corazón se partía. Y tal vez sea eso lo que dicen. El corazón de una madre es tan frágil, que hasta sus hijos pueden sentirlo-
-       No llores mama- le rogué- por lo que mas quieras no llores. Sabes que es mi debilidad verte llorar, nunca me ha gustado, lo sabes- le dije mientras me acercaba mas a ella y la abrazaba-
-       Pero si no estoy llorando de tristeza- me dijo mientras limpiaba sus lagrimas y mantenía sus ojos cerrados- lloro de felicidad- dijo y volvió a acercarse para abrazarme- porque se que estas aquí, y que jamás te has ido- sonreí-
-       Claro que no me iré, siempre estaré aquí, contigo, con Janet, con mis hermanos, con todos los que me amaron, jamás pienso abandonarlos, y no quiero hacerlo- le dije mientras seguía abrazado a ella-
-       Michael- me llamo-
-       Dime.
-       Prométeme que vendrás siempre a visitarnos- me rogo- soy tu madre, y estés donde estés siempre lo seré, así que como madre te lo ordeno- me dijo riendo mientras tomaba mi saco con su mano y la cerraba en un puñito-
-       No tienes porque pedirlo- dije riendo- siempre los vengo a ver, en sueños, en sus pensamientos. Siempre los estaré cuidando. Siempre- de pronto sentí un peso en la espalda. Era momento de ir a ver a mis niños-
-       Anda ve- me dijo Katherine, mientras me daba un empujoncito para que me levantara- los niños aun están despiertos, lo se porque me dijeron que dormirían juntos, así no dormirán pronto- me dijo mientras abría poco a poco sus ojos y sonreía-
-       Bueno- dije mientras me paraba, y entonces vi, como me seguía con su mirada. ¿Me había podido ver?-
-       Claro que te veo, si es lo que te preguntas- al instante sonreí-
-       Nunca supe hacer eso.
-       ¿Hacer que?- me pregunto confundida-
-       Aprender a leer los pensamientos. Los tuyos nunca los pude leer. Ni los de mis hermanos, Janet…
-       Pero los de tus hijos si, o me equivoco- recordé… si, siempre pude leer sus pensamientos con una mirada. Negué rápidamente- ves, el sentimiento maternal es fuerte Michael, y tu fuiste madre y padre para ellos- sonreí- bueno ya, no pierdas mas el tiempo, yo me iré a dormir, tu ve con tus niños- asentí rápidamente y me acerque a la puerta, esta se abrió sola. ¿Extraño? Un poco. Pero no le tome importancia. Le di la ultima mirada a mi madre-
-       Te quiero mama- le dije mientras le mandaba un beso. Ella sonrió-
-       Yo mas, mi bebe- me dijo tierna, y con la misma salí de la habitación directo a la de mis hijos-
Vi a Liz fuera de la habitación de mis niños. Era verdad, por poco había olvidado que Liz me esperaba a fuera. Me acerque a ella dispuesto a pedirle una disculpa, pero ella negó rápidamente, y me señalo la puerta.
-       Pero, como se supone que entrare? Esta cerrada- dije observando la gran puerta café-
-       Bueno, tu eres el genio en esto no- la mira confundido- sorpréndelos cariño, despues de todo, ellos te esperaban, ¿no?- me dijo sonriendo tiernamente pero con una pizca de malvada-
-       Muy bien- acerque mis nudillos a la puerta, y toque tres veces, rápidamente, como solía hacerlo con vida. Espero que se imaginen quien es-
-       Prince tocan la puerta, ve a abrir- escuche la voz de Paris-
-       Pero ¿porque yo?- dijo Prince-
-       Estas mas cerca, anda ve por favor- insistió Paris-
-       Esta bien- escuche como se acercaban a la puerta, y cuando vi que se comenzaba a abrir me introduje rápidamente a la habitación, rosando a mi hijo y moviéndolo un poco de su lugar, lo cual creo, lo asusto-
-       ¡Ah!- lo escuche decir-
-       Que pasa?- pregunto Blanket-
-       Sentí… sentí que… alguien… algo paso- dijo tartamudeando- al… a la habitación.
-       ¿Algo?- pregunto Paris-
-       ¡¡Era papa!!- dijo Blanket animado- te dije que iba a venir, te lo dije, te lo dije- comenzó a jalar Prince de su chaqueta, feliz-
-       Como puedes saber que era el?- le pregunto parís a blanket-
-       Exacto, papa nunca nos asustaría- prosiguió Prince-
-       No nos asusto- dijo mi pequeño- te asusto a ti, tu no quieres creer que el vino, pero yo se que el esta aquí, lo siento- dijo emocionado-
-       Es difícil creerte Blanket. No me gustaría que te hicieras ilusiones para que despues te decepciones- dijo Paris triste-
No me gusto lo que dijo Paris, y para tratar de que creyeran, me dispuse a asustarlos mas. Si, tal vez reciba un castigo, pero no lo hago con mala intención, simplemente quiero que se preparen, son unos niños, no se como vayan a reaccionar. La grabadora estaba ahí, la música se había detenido. Pude adivinar cual era. Gone To Soon. Encendí la grabadora, la música comenzó a invadir la habitación, y al instante, las voces habían parado. Supongo que se sorprendieron, salvo Blanket, quien mantenía una sonrisa de lo más grande en su cara. Mis dos niños, Prince y Paris, tenían en su mirada emoción, en su cara ilusión, la ilusión de saber quien estaba ahí, con ellos. Lo sentía. Me senté en una mecedora, en mi mecedora. La que yo tenia cuando vivíamos en Beverly Hills. Era completamente ancha, siempre me sentaba en ella con Prince y Paris a mi lado, y Blanket en mis piernas. La conservaban. No sabía con exactamente de quien era esa habitación, pero me lleno de emoción saber que tenían conservada mi mecedora, con la misma frazada, en la que yo me sentaba siempre a leer cuentos, junto con mis niños. La luz que iluminaba la habitación era débil. A mi no me gustaba la luz artificial, no cuando era de noche, me gustaba observar la luz de la luna. La cortina comenzó a abrirse, dando paso a la luz de la noche, mientras que la luz artificial, se iba debilitando mas y mas, hasta apagarse. Mis hijos miraron asombrados la ventana. Comenzó a mecerme. Mis tres niños giraron rápidamente, y miraron la mecedora. Blanket fue el primero en ver.
-       ¿Papá? –pregunto sonriendo. Yo sonreí- ¡Papá!- dijo y corrió hacia la mecedora, paré. Me quedo sentado, quieto, mientras siento como mi hijo me abraza con fuerza, no llora, no siento tristeza, simplemente ríe con felicidad, y me comienza a dar besos en mi mejilla y mi cabeza. Y yo se lo devuelvo todo-
-       ¿Papá? ¿Enserio eres tu?- pregunto Paris, y comencé a ver destellos en su mirada. Paris siempre había sido la más sensible de los tres. Era la única niña. Mi princesa, odiaba verla llorar. Le extendí la mano. Ella sonrió, y pude apreciar sus lágrimas recorriendo sus mejillas. Tomo mi mano y se dispuso a abrazarme- Papa- sollozó- te extrañe tanto- dijo mientras me abrazaba con mas fuerza y seguía llorando-
-       Y yo a ustedes- le conteste, mientras los abrazaba con fuerza. Y vi, a Prince parado en el mismo lugar, parecía que estaba en estado de shock. Eso me recordaba a aquel día… Le tendí la mano- ven hijo, quiero abrazarte a ti también- le dije sonriendo, y vi que comenzó a salir de su trance, en su cara se dibujo una inmensa sonrisa, de esas que casi no le veía, y corrió hacia mi y me abrazo junto con sus hermanos, y yo los abracé mas. Y mientras veíamos la luna, nos quedamos perdidos en las estrellas, viendo mas allá de la oscuridad, como la luz se formaba entre nosotros, haciendo que ellos dejaran de pensar que estaban solos, y que siempre podrán ver mas allá de aquel camino de oscuridad-

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