sábado, 25 de junio de 2011

Parte 2- Una Memorable Sorpresa, Un Maravilloso Recuerdo

Al entrar… ¡Dios! La casa es tan hermosa. Las paredes tenían un color rosa pálido, y los muros un blanco celestial. Perfecta combinación para una dama como mi hermana. La sala era demasiado amplia, me senté en uno de los sillones, con Liz a mi lado. De pronto suena el teléfono. Estire mi mano hacia el.
-       No trates de hacerlo. No puedes tocar nada Michael. No quieras asustar a tu hermana o a la persona que se encuentra del otro lado- me dijo, tomando mi mano y retirándola del teléfono-
-       Pero ¿porque? Solamente quería saber quien llamaba.
-       No puedes comunicarte mediante palabras con los demás, o eso fue lo que me comunicaron. Solo podrán oír tu respiración, eso me asustaría a mí.
-       Wow, eso no lo sabía. Pero como es que tu sabes tanto? Si en realidad acabas de irte de este mundo. Yo llevo ya dos años, y no sabia nada de eso.
-       Es porque me mandaron a cuidarte- hice un gesto de extrañeza, a lo cual el respondió- si se que es demasiado extraño, pero así me lo ordeno San Pedro.
-       Esto es increíble- dije un poco confundido- pero, es igual, me alegra que te hayan enviado a ti que a otra persona.
-       Muy bien- termino con una sonrisa-
En ese momento, entro Janet hablando con alguien por su celular. Al parecer estaba demasiado entretenida. Me le quede viendo. La extrañe mucho. Me sentía en paz en el cielo, con todos los ángeles que me acompañaban, los niños, y mi propio Neverland. Pero aun así, extrañaba mi vida en la Tierra. Me había acostumbrado tanto al sufrimiento que se me hizo doloroso separarme de el. Pero ahora se que era por mi bien, aunque si me dolió alejarme de mis seres amados, mis hijos, mi madre, mis hermanos, mis amigos, e inclusive de mi padre. Tal vez el no fuera la mejor persona del mundo, pero sin el yo nunca hubiera existido y le doy las gracias por darme la vida.
-       John ¿de que estas hablando? Se supone que la entrevista era hasta mañana, en este momento no puedo ir, fue un día muy duro, fuimos a visitar a mi hermano a su tumba, le dejamos flores y nos hemos quedado ahí un buen rato, estoy cansada- dijo Janet con fastidio- pues cancélala- siguió hablando- no, no me interesa cuanto tiempo te costo, te lo pagare luego, hoy no es un buen día para esta clase de cosas… ¿que, que? Era hasta mañana John, son las 6 de la tarde… mira lo dejamos para mañana o no daré nada ¿entendido?- dijo enojada. Bueno creo que el debe de saber que cuando Janet se molesta, da hasta miedo- muy bien, entonces no pienso seguir discutiendo contigo- y colgó al mismo tiempo que arrojo su celular al sillón con fuerza. Bien, aquel sujeto no conocía del todo a mi hermana-
-       ¡Cielos! Tu hermana si que se encuentra agotada, ¿no lo crees Mike?- me pregunto Liz, quien se quedaba mirando fijamente a Janet-
-       Si, se le nota mucho. Tuvo que haber sido un día muy largo para ella. Su cara refleja frustración, enojo, cansancio y… tristeza- dije en tono deprimido. Me dolía que mi hermana estuviera así y yo, sin poder darle un abrazo y consolarla hasta que volviera a ver su sonrisa de nuevo, como antes-
-       Michael- dijo Janet con voz temblorosa, al instante levante mi cabeza hacia ella, ya que la tenía baja. Estaba tomando un marco de madera mediano, y sus ojos… estaba llorando- Te extraño Michael, ¿porque tuviste que dejarnos? ¿Porque tan pronto?- dijo mientras abrazaba aquel marco- y ahora ¿quien estará apoyándome cada vez que me caiga? ¿Quien me acompañara cuando me sienta sola? ¿Quien me abrazara y me consolara cuando me sienta triste? Quien? Si tú ya no estas aquí- Esas palabras me rompieron el corazón. Dirán, los ángeles sienten igual que los humanos? Pues yo si lo hacia, y me dolía ver a mi pequeña hermana así, cuanto desearía decirle, que yo siempre estaré con ella, que jamás estará sola, que siempre la acompañara, la cuidare y la protegeré de todas las personas que le quieran hacer daño-
-       Ve, abrázala- escuche que me dijo Liz, y al instante puse mi vista en ella- son casi las 7 Michael, el sol se esta ocultando, solo cuando el sol se oculte, ellos podrán percibir tu presencia- me dijo con una tierna sonrisa maternal. Me sentí tan feliz, pero ¿Cómo reaccionaria mi hermana? Al instante ella se levanto. Y fue directo a su baño, o supongo que eso era. Vi un jarrón con muchas flores bellas, lilas, tulipanes, rosas rojas rosas y una blanca, muy hermosa. Recuerdo que Elvis me dijo que cuando nos permiten visitar la tierra, podemos hacer lo mismo que los humanos, pero con cuidado, ya que ellos pueden asustarse y a nosotros no nos permitían asustar a los humanos, ya que solo debíamos cuidarlos, amarlos, ayudarlos y protegerlos. Entonces una idea paso por mi mente-
-       Liz.
-       Dime Michael.
-       ¿Puedo dejarle una rosa a Janet cerca de la fotografía que tenia hace unos momentos?
-       ¿Para que se de cuenta de que estas aquí?- me dijo con una sonrisa cómplice. Bueno había robado mi idea, pero aun así, era mi idea. Yo asentí- pues claro, pero rápido, ella puede salir en cualquier momento-
-       Este bien- me acerque al jarrón, tome la rosa blanca y la deje cuidadosamente en el sillón, parada, exactamente a un lado del marco, el cual también acomode en el sillón para que permaneciera parado. Era una foto mía. Una foto mía con ella. Sonreí. Espero que mi plan funcione. No me senté, en cambio me dispuse a seguir caminando por toda su casa. Era muy bella conforme avanzaba. Todo muy bien decorado, estaba completamente en orden y era considerable, ya que Janet casi nunca permanecía en casa, y cuando lo hacia… Deje a Liz atrás, supongo que comprenderá porque me aleje de la sala, aunque verdaderamente ni siquiera yo lo se. Llegue a su recamara. Muy hermosa por cierto. Voltee hacia el grande armario. Lo abrí. No comprendo porque hacia todo aquello, sentía que tenía que hacerlo, que había algo ahí que debía de ver. Lo encontré. Un hermoso osito. Un muy bello osito color café, del tamaño de una almohada, rellenito y con la carita mas tierna del mundo. Ese oso se lo había regalado yo a Janet, en su cumpleaños numero 43. Tenia la misma tarjeta, no lo había abrazado nunca o eso notaba yo, ya que estaba repleto de polvo. Lo saque y lo comencé a sacudir. Me senté en la cama y lo abrace. De pronto escuche pasos, pasos rápidos. No era Liz, los ángeles no hace ningún ruido, porque como dije antes, no podemos asustar a nadie. Me apresure a acomodar al osito en la cama, lo senté y abrí aquella tarjeta, que tenia un '' Te amo '' repleto de corazones, en ella. Me senté en una esquina de la cama esperando a mi hermana.
Janet entro a pasos rápidos, con la rosa blanca entre sus manos, su cara reflejaba temor, confusión, pero sobre todo, emoción y una pizca de felicidad. ¡Bingo! Mi plan había funcionado. De pronto poso su vista en la cama, osea, en el bello oso. Abrió sus ojos de par en par. Su cara reflejaba temor entonces. Temí que se hubiera asustado, ese no era mi propósito, yo solo quería que ella dejara de sentirse sola. Pero al instante me controle y me sentí feliz, ya que en su cara se formo una sonrisa, de esas que yo tanto extrañaba en ellas, se acerco lentamente, se subió a la cama y abrazo al oso. Lo beso y lo abrazo más fuerte.
-       ¿Michael?- pregunto con un tono mas feliz al anterior- ¿Michael eres tu? ¿Has venido a verme hermanito?- pregunto emocionada, la verdad era que eso me llenaba de paz- ¿Por qué no puedo verte?- me pregunto deprimida. Oh no, eso no era lo que yo quería. Me acerque a ella- se que estas aquí, me has mandado muchas señales, pero quiero abrasarte, quiero darte un beso y decirte que esto que haces es lo mas bonito que han hecho por mi desde que te fuiste- sonreí y al parecer ella me correspondió, ya que también sonrió. No pude mas me acerque a ella y le di un beso en la mejilla y otro en su frente. Y entonces lo supe. Ella lo sintió, ya que cerró sus ojos y sus lágrimas comenzaron a salir. La abrace. Ella igual me abrazo, seguía con los ojos cerrados, supongo que solo así podía sentir que era completamente real. Le acaricie el cabello, ella me apretó mas fuerte-
-       Te quiero Janet- le susurre en el oído y ella escondió su cara entre mi cuello y mi hombro-
-       Te extrañe mucho Michael- me decía llorando, aun con sus ojos cerrados-
-       No lo hagas nunca mas, yo siempre estaré contigo, nunca pienso dejarte, no quiero hacerlo, y nunca lo hare, siempre podrás platicar conmigo, porque yo te escuchare y te protegeré y acompañare siempre, hasta que dios lo permita- le dije mientras me separaba de su abrazo- Tengo que irme- dije mientras me paraba y me encaminaba hacia la puerta. Ella asintió con una sonrisa y abrió sus ojos. La sonrisa desapareció y tomo al oso entre sus brazos, supongo que ya ha de pensar que me fui. Salí de la habitación.
-       Hasta pronto Michael, te quiero mucho hermanito- la oí decir mientras escuchaba como cerraba la puerta a mis espaldas, en ese momento sentí una sensación extraña recorrerme por todo el cuerpo, y en un abrir y cerrar de ojos me encontraba me encontraba fuera de la casa de mi hermana-
-       Muy bien muchacho, lo has hecho muy bien- expreso Liz feliz, se veía muy tierna, no me había puesto a observarla bien. También iba vestida de blanco, un vestido largo, blanco, unas zapatillas, y un abrigo o saco largo. Se veía muy bella- ¿Cómo te sientes?
-       Pues ahora me siento completamente feliz porque pude abrazar a Janet. Extrañaba tanto eso.
-       Que bueno que todo resulto, eres muy listo Michael, ¿y ahora? ¿A donde vamos?

1 comentario:

  1. Chicas no pienso pedirles comentarios en este momento, pese a que estare publicando las 3 partes que faltan en diversas horas, ni siquiera yo estoy segura de cuando sera, asi que eso se lo encargare al tiempo.

    Un beso
    Dios las bendiga

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