lunes, 27 de junio de 2011

Parte 5- No Es Un Adios, Es Un Hasta Pronto.

Estaba muy feliz, no supe en que momento el tiempo comenzó a andar nuevamente, ya que para mi se detuvo mucho tiempo. Sentía a mis niños tan cerca. Los podía abrazar. Eso ni en sueños podía. No me lo permitían. Podían cambiar los deseos de mis niños, y es que a veces desear, era lo más poderoso que alguien podía hacer, en sus sueños. Sentí paz, escuchaba las pausadas respiraciones de mis hijos. Supuse que se habían dormido, así que me moví rápidamente y los acosté a los tres en la gran cama. Seguían abrazándome, cuando trate de levantarme, abrieron sus ojos.
-       No te vayas papa- pidió parís-
-       Si, no nos dejes de nuevo- siguió Prince-
-       Por favor- dijeron los tres a unisonó-
-       No me iré- les dije mientras les daba un beso a cada uno en su frente- yo estoy siempre aquí, con ustedes. Jamás los dejare. Cuando piensan en mi, estoy ahí, cuando hablan de mi, yo estoy siempre a un lado de ustedes, siéntanme ahora, y siempre. Nunca los dejare- les dije mientras me sentaba junto a ellos en la cama-
-       Lo prometes- pregunto Paris. Sonreí-
-       Pues claro! Y saben que siempre cumplo mis promesas.
-       Promesa de ángel- dijo blanket sonriendo-
-       Promesa de ángel- dije mientras reía-
-       Y siempre nos ves desde arriba?- pregunto Prince-
-       Claro. Se lo que hacen, se lo que sienten, lo que piensan, como van en la escuela- les dije sonriendo-
-       ¡Wow!- dijeron los tres-
-       Entonces jamás me volveré a sentir sola.
-       Ni yo- prosiguieron mis dos niños-
-       Bien, ese era el punto- me acerque y los abracé nuevamente- los quiero demasiado.
-       Nosotros también papa- me dijeron mientras me abrazaban también-
-       Recuérdenme cada vez que se sientan derrotados, miren al cielo y localícenme en la nube mas blanca, en la estela mas brillante de la oscuridad- dije mientras me paraba para dirigirme a la puerta- hasta pronto mis niños. Obedezcan a su abuela, y pórtense bien, para que logren ser buenas personas.
-       Hasta pronto papa- me dijeron los tres y abrí la puerta para salir de la habitación y despedirme con mi mano, para finalizar cerrando la puerta-
-       Listo cariño?- me pregunto Liz, quien estuvo todo el tiempo esperando a fuera-
-       Si, y lo siento Liz, no quería dejarte a fuera y sola tanto tiempo- dije apenado-
-       No hay cuidado muchacho- me dijo riendo- en realidad el tiempo paso demasiado rápido, pareciera que entraste ahí desde hace 3 minutos, cuando en realidad llevabas mas de media hora- dijo sonriendo, y yo abrí los ojos asombrado. Era verdad, el tiempo para los ángeles pasaba demasiado rápido-
-       Bueno pues en realidad lo siento.
-       Ya te dije que no había cuidado, y deja de pedirme perdón, sabes que no me gusta- me dijo haciendo un pequeño puchero. En realidad se veía muy tierna haciendo eso. Yo reí-
-       Esta bien, esta bien- de pronto sentí una sensación entre caliente y frio, recorrerme toda la medula. Escuche un canto, lleno de paz. Y me vi iluminado por una estela blanca. Supe en ese momento que, el tiempo se había acabado-
-       Michael, es hora de volver, estas listo?- me pregunto dulcemente Liz-
-       Si, si estoy listo- respondí decidido-
-       Muy bien, entonces vamos- me tendió su mano, yo la tome. La estela se apodero de nuestros cuerpos, bañándolas en una luz de inmensa paz, transportándonos a nuestro hogar, nuestro paraíso-
Se preguntaran… ¿Y los fans? ¿Por qué no los visite? Bien la respuesta es muy simple. Yo vivo en sus corazones. Soy un ángel, que vela por sus seres amados, cuidándolos por los días, arrullándolos por las noches. No pienso dejarlos jamás. Siempre estaré con ustedes.
Les pido que nunca me olviden, yo jamás voy a hacerlo con ustedes. Soy simplemente un alma que fue requerida por Dios, para cumplir sus mandatos en el cielo. Aquí me dicen el ángel terrenal, porque fui el elegido para cambiar al mundo, y si muchos dicen, ¿Qué fue lo que Michael Jackson cambio? Tal vez no hice un cambio muy notable, pero si cambie algo muy importante. Concéntrense bien, vean en su interior, en su corazón, y lo sabrán.
Yo contribuí a la unión de razas, contribuí a que hubiera más amor hacia muchos de mis seguidores entre ellos mismos. Me siento muy orgulloso de lo que el logrado, porque aun estando aquí, me recuerdan como lo que siempre fui, y siempre manteniendo limpia mi memoria.
Se que ahora tienen mas amor propio, y también se que tienen suficiente amor para dar, porque también se que quieren seguir mi ejemplo. Y eso me hace sentirme aun mas orgulloso, pero no de mi, no, ya no, si no de ustedes. No importan cuanta basura digan sobre mi, ustedes siempre buscan la verdad entre todo lo que dicen, y confían en mi palabra, me defienden sabiendo que yo ya no puedo hacerlo. Eso me llena de emoción.
Les contare un pequeño secreto. Yo siempre estoy con ustedes. Ustedes no me pueden ver. Tal vez porque Dios no lo permite, pero con un poco de amor todo se puede, y se, que pueden sentir mi presencia. En cada pensamiento, estoy yo. En cada sueño, me presento yo, cuidándolos, en cada reto, estoy yo, apoyándolos, en cada canción, en cada palabra, cada letra, siempre me presento yo. Porque ustedes son lo más preciado que tengo. Sin ustedes nunca hubiera podido llegar a tanto, mis canciones jamás hubieran sido leídas, mi música jamás hubiera sido escuchada, ni mis letras cantadas, ni mis palabras descifradas.
Y ahora es cuando yo les digo que, yo no fui gran cosa en este mundo. No fui la gran cosa, ustedes lo fueron. Sin ustedes… ¿Qué hubiera sido de mí? ¿Quiénes me hubieran apoyado en los momentos más difíciles de mi vida? Ustedes fueron los que jamás me abandonaron. Siempre estuvieron ahí para mí, sin esperar recibir nada a cambio. Y mientras ustedes pensaban que no recibían nada a cambio, recibían más que cosas materiales, o una simple sonrisa de mi parte. Recibieron todo mi amor, y aun lo conservan, porque no pienso dejar de quererlos nunca.
Mi partida fue repentina, lo se. Pero se perfectamente que fue por mi propio bien. Tenia que dejar de sufrir. Les pido que no me extrañen. Yo siempre estaré con ustedes. Nunca jamás los abandonare, cuando lloren yo estaré ahí consolándolos, apoyándolos en los momentos más difíciles. Quiero que le muestren al mundo lo que son en realidad, porque ustedes, más que simples personas, son ángeles. Al igual que yo, son ángeles enviados para cambiar al mundo, no desaprovechen su vida, porque la vida es el regalo más hermoso que nos pueden otorgar. Les pido que cumplan sus sueños, por muy lejos que los vean, nunca hay que rendirse. La gente siempre intentara pisotearlos. Es lo único que saben hacer. Pero hay que demostrar que uno puede, y que por sobre todas las cosas, siempre mantendremos la fe.
Mis queridos amigos, mis amados seguidores, me despido. Pero no sin antes decirles, que no me marchare nunca. Siempre estaré con ustedes. Seré la estela que los llevara hacia la paz. Seré la luz que los iluminara en las más oscuras de las penumbras. Soy la estrella más brillante. Bueno… la segunda estrella más brillante de la noche. Porque siempre estaré ahí, en mi propio Neverland. Les pido que no me dejen en el olvido. Y les doy gracias por los maravillosos años que me hicieron pasar a su lado. Gracias por escuchar mi música. Gracias por ser siempre fieles a mi memoria. Gracias por amarme tanto.
Y quiero que sepan que esto no fue, no es y nunca jamás será un adiós, si no un hasta pronto. Recuerden que me encuentro en sus corazones, y si no, miren al cielo y analicen la segunda estrella a la derecha, y luego en línea recta.

''Michael''

domingo, 26 de junio de 2011

Parte 4- Mas Allá De La Oscuridad, Las Estrellas Brillaran

-       Claro que si cariño, pero a todos juntos se refieren a mi también?- pregunto mi madre con voz cansada, debo de suponer que quiere tener privacidad, para así sentirse mejor en la mañana-
-       No, no te preocupes, tú debes descansar en otro lado, tu habitación, para así sentirte mejor por la mañana- dijo mi Paris. Siempre nos habían dicho que ella y yo estábamos como conectados, cuando yo pensaba algo ella lo decía, y cuando ella pensaba algo, yo lo sabia-
-       Esta bien niños, descansen, y que duerman bien- dijo mi madre mientras se dirigía a su habitación-
-       Hasta mañana abuela- dijeron los tres juntos-
-       Sueña con papá- dijo Blanket-
Pude percibir como la cara de mi madre tomaba un aspecto depresivo. Me dolió. Sinceramente me dolió. Dolía ver como la persona que me cuido, protegió y me convirtió en lo que fui, una persona honesta, con amor hacia los demás, estaba triste. Quería darle un abrazo, para que cuando me recordara, fuera para sonreír, y no para llorar.
-       ¿Vamos?- me pregunto Liz, sacándome de mis pensamientos-
-       ¿A donde?
-       Pues con tu mama, tonto- me dijo riendo, mientras me quitaba mi sombrero y me daba un suave golpecito en el hombro con el-
-       ¡Au! Había olvidado lo agresiva que eras Liz- le dije riendo-
-       Tu sabes como soy, no comprendo como es que lo olvidaste- me dijo sonriendo- bueno, ¿vamos ya? Tu mama cerrara la puerta si no pasamos antes. O mejor dicho, si no pasas antes, yo te esperare a fuera.
-       Esta bien, ya voy- dije y comencé a caminar tras mi madre, que llego a su habitación y abrió la puerta, y gracias a eso, yo pase demasiado rápido por su lado izquierdo, que creo que la rocé ya que dio un saltito y se metió rápidamente a la habitación-
-       ¿Quién anda ahí?- pregunto con voz temblorosa. Oh no… creo que ahora, si le di miedo a una persona- Jaffar, nene ¿eres tu?- pregunto- quien quiera que este ahí escondido, salga por favor, no tengo animo para jugar- y con la misma se sentó en una mecedora que se encontraba dentro de su habitación. Bueno, al menos el susto se le había pasado-
-       Mama- susurre, probando si ella me escuchaba. No recibí respuesta- Mama- susurre más alto. Y fue lo mismo. No recibí respuesta alguna, que calmara mi preocupación. Mi madre se durmió y no logre despedirme de ella-
-       Te escucho- dijo entonces con ambos ojos cerrados- Puedo escucharte, y puedo sentirte- abrió los ojos un momento, y al instante los cerro- pero no puedo verte.
-       Mis hermanos tampoco podían- dije, mientras me iba y me sentaba a un lado de la mecedora, en un banquito de madera, apoyando la cabeza en el hombro de mi madre. Comenzó a acariciar mi cabeza, y a jugar con sus dedos con mi cabello-
-       Lo se. Lo sentí también- ¡Esta mujer es maravillosa! Tenía el don de poder sentir cualquier cosa. Cualquier cosa que tuviera que ver con sus hijos- es increíble que estés aquí ¡Aun no me lo creo!- dijo mientras soltaba una risa feliz, pero nerviosa al mismo tiempo-
-       Pues créelo, porque es tan real como cuando me viste por primera vez en tu vida, como cuando te di mi primer abrazo, como cuando te di mi primer beso, como cuando pude decirte mama- le dije y al instante sentí como comenzaba a llorar y me abrazaba mas fuertemente-
-       Mi niño- me decía llorando. De pronto comencé a sentir una emoción dentro, muy dentro de mí, y como algo húmedo, fino se deslizaba por mi mejilla. ¡Estaba llorando! ¡Que increíble! San Pedro y Elvis me habían dicho que los ángeles no lloraban, pero ahora podía contradecirlos. Mi madre comenzó a sollozar, y yo sentí que mi corazón se partía. Y tal vez sea eso lo que dicen. El corazón de una madre es tan frágil, que hasta sus hijos pueden sentirlo-
-       No llores mama- le rogué- por lo que mas quieras no llores. Sabes que es mi debilidad verte llorar, nunca me ha gustado, lo sabes- le dije mientras me acercaba mas a ella y la abrazaba-
-       Pero si no estoy llorando de tristeza- me dijo mientras limpiaba sus lagrimas y mantenía sus ojos cerrados- lloro de felicidad- dijo y volvió a acercarse para abrazarme- porque se que estas aquí, y que jamás te has ido- sonreí-
-       Claro que no me iré, siempre estaré aquí, contigo, con Janet, con mis hermanos, con todos los que me amaron, jamás pienso abandonarlos, y no quiero hacerlo- le dije mientras seguía abrazado a ella-
-       Michael- me llamo-
-       Dime.
-       Prométeme que vendrás siempre a visitarnos- me rogo- soy tu madre, y estés donde estés siempre lo seré, así que como madre te lo ordeno- me dijo riendo mientras tomaba mi saco con su mano y la cerraba en un puñito-
-       No tienes porque pedirlo- dije riendo- siempre los vengo a ver, en sueños, en sus pensamientos. Siempre los estaré cuidando. Siempre- de pronto sentí un peso en la espalda. Era momento de ir a ver a mis niños-
-       Anda ve- me dijo Katherine, mientras me daba un empujoncito para que me levantara- los niños aun están despiertos, lo se porque me dijeron que dormirían juntos, así no dormirán pronto- me dijo mientras abría poco a poco sus ojos y sonreía-
-       Bueno- dije mientras me paraba, y entonces vi, como me seguía con su mirada. ¿Me había podido ver?-
-       Claro que te veo, si es lo que te preguntas- al instante sonreí-
-       Nunca supe hacer eso.
-       ¿Hacer que?- me pregunto confundida-
-       Aprender a leer los pensamientos. Los tuyos nunca los pude leer. Ni los de mis hermanos, Janet…
-       Pero los de tus hijos si, o me equivoco- recordé… si, siempre pude leer sus pensamientos con una mirada. Negué rápidamente- ves, el sentimiento maternal es fuerte Michael, y tu fuiste madre y padre para ellos- sonreí- bueno ya, no pierdas mas el tiempo, yo me iré a dormir, tu ve con tus niños- asentí rápidamente y me acerque a la puerta, esta se abrió sola. ¿Extraño? Un poco. Pero no le tome importancia. Le di la ultima mirada a mi madre-
-       Te quiero mama- le dije mientras le mandaba un beso. Ella sonrió-
-       Yo mas, mi bebe- me dijo tierna, y con la misma salí de la habitación directo a la de mis hijos-
Vi a Liz fuera de la habitación de mis niños. Era verdad, por poco había olvidado que Liz me esperaba a fuera. Me acerque a ella dispuesto a pedirle una disculpa, pero ella negó rápidamente, y me señalo la puerta.
-       Pero, como se supone que entrare? Esta cerrada- dije observando la gran puerta café-
-       Bueno, tu eres el genio en esto no- la mira confundido- sorpréndelos cariño, despues de todo, ellos te esperaban, ¿no?- me dijo sonriendo tiernamente pero con una pizca de malvada-
-       Muy bien- acerque mis nudillos a la puerta, y toque tres veces, rápidamente, como solía hacerlo con vida. Espero que se imaginen quien es-
-       Prince tocan la puerta, ve a abrir- escuche la voz de Paris-
-       Pero ¿porque yo?- dijo Prince-
-       Estas mas cerca, anda ve por favor- insistió Paris-
-       Esta bien- escuche como se acercaban a la puerta, y cuando vi que se comenzaba a abrir me introduje rápidamente a la habitación, rosando a mi hijo y moviéndolo un poco de su lugar, lo cual creo, lo asusto-
-       ¡Ah!- lo escuche decir-
-       Que pasa?- pregunto Blanket-
-       Sentí… sentí que… alguien… algo paso- dijo tartamudeando- al… a la habitación.
-       ¿Algo?- pregunto Paris-
-       ¡¡Era papa!!- dijo Blanket animado- te dije que iba a venir, te lo dije, te lo dije- comenzó a jalar Prince de su chaqueta, feliz-
-       Como puedes saber que era el?- le pregunto parís a blanket-
-       Exacto, papa nunca nos asustaría- prosiguió Prince-
-       No nos asusto- dijo mi pequeño- te asusto a ti, tu no quieres creer que el vino, pero yo se que el esta aquí, lo siento- dijo emocionado-
-       Es difícil creerte Blanket. No me gustaría que te hicieras ilusiones para que despues te decepciones- dijo Paris triste-
No me gusto lo que dijo Paris, y para tratar de que creyeran, me dispuse a asustarlos mas. Si, tal vez reciba un castigo, pero no lo hago con mala intención, simplemente quiero que se preparen, son unos niños, no se como vayan a reaccionar. La grabadora estaba ahí, la música se había detenido. Pude adivinar cual era. Gone To Soon. Encendí la grabadora, la música comenzó a invadir la habitación, y al instante, las voces habían parado. Supongo que se sorprendieron, salvo Blanket, quien mantenía una sonrisa de lo más grande en su cara. Mis dos niños, Prince y Paris, tenían en su mirada emoción, en su cara ilusión, la ilusión de saber quien estaba ahí, con ellos. Lo sentía. Me senté en una mecedora, en mi mecedora. La que yo tenia cuando vivíamos en Beverly Hills. Era completamente ancha, siempre me sentaba en ella con Prince y Paris a mi lado, y Blanket en mis piernas. La conservaban. No sabía con exactamente de quien era esa habitación, pero me lleno de emoción saber que tenían conservada mi mecedora, con la misma frazada, en la que yo me sentaba siempre a leer cuentos, junto con mis niños. La luz que iluminaba la habitación era débil. A mi no me gustaba la luz artificial, no cuando era de noche, me gustaba observar la luz de la luna. La cortina comenzó a abrirse, dando paso a la luz de la noche, mientras que la luz artificial, se iba debilitando mas y mas, hasta apagarse. Mis hijos miraron asombrados la ventana. Comenzó a mecerme. Mis tres niños giraron rápidamente, y miraron la mecedora. Blanket fue el primero en ver.
-       ¿Papá? –pregunto sonriendo. Yo sonreí- ¡Papá!- dijo y corrió hacia la mecedora, paré. Me quedo sentado, quieto, mientras siento como mi hijo me abraza con fuerza, no llora, no siento tristeza, simplemente ríe con felicidad, y me comienza a dar besos en mi mejilla y mi cabeza. Y yo se lo devuelvo todo-
-       ¿Papá? ¿Enserio eres tu?- pregunto Paris, y comencé a ver destellos en su mirada. Paris siempre había sido la más sensible de los tres. Era la única niña. Mi princesa, odiaba verla llorar. Le extendí la mano. Ella sonrió, y pude apreciar sus lágrimas recorriendo sus mejillas. Tomo mi mano y se dispuso a abrazarme- Papa- sollozó- te extrañe tanto- dijo mientras me abrazaba con mas fuerza y seguía llorando-
-       Y yo a ustedes- le conteste, mientras los abrazaba con fuerza. Y vi, a Prince parado en el mismo lugar, parecía que estaba en estado de shock. Eso me recordaba a aquel día… Le tendí la mano- ven hijo, quiero abrazarte a ti también- le dije sonriendo, y vi que comenzó a salir de su trance, en su cara se dibujo una inmensa sonrisa, de esas que casi no le veía, y corrió hacia mi y me abrazo junto con sus hermanos, y yo los abracé mas. Y mientras veíamos la luna, nos quedamos perdidos en las estrellas, viendo mas allá de la oscuridad, como la luz se formaba entre nosotros, haciendo que ellos dejaran de pensar que estaban solos, y que siempre podrán ver mas allá de aquel camino de oscuridad-

sábado, 25 de junio de 2011

Parte 3- Un Asombro y Una Sonrisa Reforzada

Así nos pasamos un buen rato, y al igual que con Janet, fui visitando a cada uno de mis hermanos, dejándoles claro que siempre estaría ahí con ellos, cuidándolos, protegiéndolos, velando por ellos, para que siguieran felices con su vida-
-       Muy bien, y ahora cariño, ¿a donde tienes pensado ir?- me pregunto Liz despues de salir de casa de  Rebbie. Con mi madre… con mis hijos. Y al instante, me encontraba frente a la casa de mi madre.
No se escuchaba ningún ruido. De pronto se oyó un estallido. Bueno, casi no se oía ningún ruido. Y de nuevo otro estallido. Se oían murmullos. Gritos de niños. Al parecer mis hijos se encuentran jugando con sus primos. O eso creo.
-       Liz…- y antes de poder continuar ella me interrumpió-
-       Mira Michael, tu madre- me señalo a la mujer que pasaba de una esquina del jardín hacia la puerta principal- vamos antes de que cierre la puerta- y con la misma me llevo corriendo hasta la puerta y entramos justo antes de que se cerrara-
-       Todo se ve tan igual como cuando vine la ultima vez, solo que, se ve un poco mas gastado, pero tiene el mismo bello aspecto de siempre, el familiar- dije mientras inspeccionaba la casa, que alguna vez fue mi hogar-
-       Michael, creo que es momento de que te prepares- me advirtió Liz-
-       ¿Porque?
-       Ahí vienen tus hijos acompañados de tu madre- dijo mientras señalaba a un punto detrás de mi. Me gire. Era verdad. Ahí estaba mi madre, y mis tres hermosos niños. No importaba cuanto hayan crecido. Siempre fueron, son y serán mis niños- Ven hay que sentarnos- me llevo a un sillón grande, amplio, y nos sentamos los dos, mientras oíamos las platicas-
-       Prince, cariño, que te he dicho sobre jugar futbol dentro de casa?- dijo dulce pero un poco seria mi madre-
-       Pero si yo no era- se defendió- blanket y jaffar eran los que estaban jugando.
-       Si ellos, pero también tu- dijo mi hermosa parís, que venia abrazando a Blanket-
-       Bueno si, pero yo no tengo nada que ver con el jarrón.
-       Pues yo no lo tire- se defendió blanket- fuiste tú, o fue jaffar.
-       Bueno ya esta bien- interrumpió mi madre- no importa quien haya sido, ayúdenme a recoger si? Ahora mismo me siento muy cansada e iré a dormir- dijo dándole besos en la cabeza a mis pequeños-
-       Esta bien abuela- dijeron los tres-
Era increíble, ahí estaban mis pequeños. Los estaba viendo. Los sentía tan cerca. Y ellos, no podían verme. Y sentirme… eso aun no lo sabía.
-       Abuela- dijo Blanket- ¿tú crees que sea cierto eso, de que los ángeles bajan cada vez que se acerca su aniversario… de cuando fallecieron?
-       No lo se cariño- respondió mi madre- ¿porque lo preguntas?
-       Es que ayer soñé con el- sentí como si me hubieran dicho lo mas bello que me han llegado a decir en mi corta vida… y muerte-
-       ¿Que soñaste?- pregunto Prince-
-       Soñé que estaba en un gran camino- comenzó a decir- largo, largo, parecía la calle de Hollywood. Y que de pronto se encendían unos faros de luz, y se escuchaban tambores, y luego comencé a oír el ritmo de Billy Jean a lo lejos y que cada vez se acercaba mas, poco a poco- era verdad, en realidad me permitieron introducirme en el sueño de mi hijo, para acompañarlo y darle un aviso de que vendría con ellos- y luego veía a una persona acercarse a mi, era muy confuso, pero podía distinguirla. Despues las luces se apagaron por donde yo estaba, y se volvieron a encender pero para alumbrar a esta persona y…- se paro por un momento-
-       Y ¿que?- pregunto Paris- ¿que mas paso?- dijo moviendo del hombro a Blanket-
-       Espera…-dijo mi pequeño- estoy sintiendo algo.
-       ¿Algo? ¿Como que?- dijo insistente parís-
-       Siento que esta aquí- susurro Blanket- como si nos estuviera observando, ahora mismo, en este preciso momento- dijo mirando a su alrededor- lo puedo sentir, es como cuando el estaba sentado frente al gran sillón de nuestra antigua casa, y nosotros platicábamos frente a el.
-       Que extraño, yo también siento eso- dijo Prince, quien por fin hablo despues de terminar de recoger los restos de aquel jarrón-
-       Yo lo siento como siempre, porque por mas que trato de verlo no esta, pero ya me he acostumbrado a eso- respondió parís-
-       Pero… -iba a decir mi pequeño blanket, cuando fue interrumpido por mi madre-
-       Muy bien pequeños, ya a dormir, que no porque hoy sea sábado significa que se desvelaran hasta altas horas de la noche- dijo mi madre mientras los empujaba para que fueran hacia sus habitaciones-
-       Pero abuela- reclamo prince- apenas son las 8, no nos puedes pedir que vayamos a dormir tan temprano.
-       No es verdad cariño, son casi las 9, así que a su habitación- los mando mi madre, y sin protestar subieron las escaleras-
-       Muy bien, yo también me iré- mi madre comenzó a subir también, y al parecer estaba demasiado cansada, ya que casi se caía, por suerte yo llegue a su lado antes y la sostuve- ¡Cielos! Casi me caía- entonces subió las escaleras rápidamente- un ángel me salvo la vida- dijo sonriendo tiernamente y al instante sentí que Liz me daba un codazo. Iba a reclamarle, pero salieron mis tres niños de su habitación-
-       Abuela podemos dormir todos juntos en una habitación?- dijeron al unísono- es que queremos esperar a papa cuando venga- y con eso, quede asombrado, ellos ya me esperaban-

Parte 2- Una Memorable Sorpresa, Un Maravilloso Recuerdo

Al entrar… ¡Dios! La casa es tan hermosa. Las paredes tenían un color rosa pálido, y los muros un blanco celestial. Perfecta combinación para una dama como mi hermana. La sala era demasiado amplia, me senté en uno de los sillones, con Liz a mi lado. De pronto suena el teléfono. Estire mi mano hacia el.
-       No trates de hacerlo. No puedes tocar nada Michael. No quieras asustar a tu hermana o a la persona que se encuentra del otro lado- me dijo, tomando mi mano y retirándola del teléfono-
-       Pero ¿porque? Solamente quería saber quien llamaba.
-       No puedes comunicarte mediante palabras con los demás, o eso fue lo que me comunicaron. Solo podrán oír tu respiración, eso me asustaría a mí.
-       Wow, eso no lo sabía. Pero como es que tu sabes tanto? Si en realidad acabas de irte de este mundo. Yo llevo ya dos años, y no sabia nada de eso.
-       Es porque me mandaron a cuidarte- hice un gesto de extrañeza, a lo cual el respondió- si se que es demasiado extraño, pero así me lo ordeno San Pedro.
-       Esto es increíble- dije un poco confundido- pero, es igual, me alegra que te hayan enviado a ti que a otra persona.
-       Muy bien- termino con una sonrisa-
En ese momento, entro Janet hablando con alguien por su celular. Al parecer estaba demasiado entretenida. Me le quede viendo. La extrañe mucho. Me sentía en paz en el cielo, con todos los ángeles que me acompañaban, los niños, y mi propio Neverland. Pero aun así, extrañaba mi vida en la Tierra. Me había acostumbrado tanto al sufrimiento que se me hizo doloroso separarme de el. Pero ahora se que era por mi bien, aunque si me dolió alejarme de mis seres amados, mis hijos, mi madre, mis hermanos, mis amigos, e inclusive de mi padre. Tal vez el no fuera la mejor persona del mundo, pero sin el yo nunca hubiera existido y le doy las gracias por darme la vida.
-       John ¿de que estas hablando? Se supone que la entrevista era hasta mañana, en este momento no puedo ir, fue un día muy duro, fuimos a visitar a mi hermano a su tumba, le dejamos flores y nos hemos quedado ahí un buen rato, estoy cansada- dijo Janet con fastidio- pues cancélala- siguió hablando- no, no me interesa cuanto tiempo te costo, te lo pagare luego, hoy no es un buen día para esta clase de cosas… ¿que, que? Era hasta mañana John, son las 6 de la tarde… mira lo dejamos para mañana o no daré nada ¿entendido?- dijo enojada. Bueno creo que el debe de saber que cuando Janet se molesta, da hasta miedo- muy bien, entonces no pienso seguir discutiendo contigo- y colgó al mismo tiempo que arrojo su celular al sillón con fuerza. Bien, aquel sujeto no conocía del todo a mi hermana-
-       ¡Cielos! Tu hermana si que se encuentra agotada, ¿no lo crees Mike?- me pregunto Liz, quien se quedaba mirando fijamente a Janet-
-       Si, se le nota mucho. Tuvo que haber sido un día muy largo para ella. Su cara refleja frustración, enojo, cansancio y… tristeza- dije en tono deprimido. Me dolía que mi hermana estuviera así y yo, sin poder darle un abrazo y consolarla hasta que volviera a ver su sonrisa de nuevo, como antes-
-       Michael- dijo Janet con voz temblorosa, al instante levante mi cabeza hacia ella, ya que la tenía baja. Estaba tomando un marco de madera mediano, y sus ojos… estaba llorando- Te extraño Michael, ¿porque tuviste que dejarnos? ¿Porque tan pronto?- dijo mientras abrazaba aquel marco- y ahora ¿quien estará apoyándome cada vez que me caiga? ¿Quien me acompañara cuando me sienta sola? ¿Quien me abrazara y me consolara cuando me sienta triste? Quien? Si tú ya no estas aquí- Esas palabras me rompieron el corazón. Dirán, los ángeles sienten igual que los humanos? Pues yo si lo hacia, y me dolía ver a mi pequeña hermana así, cuanto desearía decirle, que yo siempre estaré con ella, que jamás estará sola, que siempre la acompañara, la cuidare y la protegeré de todas las personas que le quieran hacer daño-
-       Ve, abrázala- escuche que me dijo Liz, y al instante puse mi vista en ella- son casi las 7 Michael, el sol se esta ocultando, solo cuando el sol se oculte, ellos podrán percibir tu presencia- me dijo con una tierna sonrisa maternal. Me sentí tan feliz, pero ¿Cómo reaccionaria mi hermana? Al instante ella se levanto. Y fue directo a su baño, o supongo que eso era. Vi un jarrón con muchas flores bellas, lilas, tulipanes, rosas rojas rosas y una blanca, muy hermosa. Recuerdo que Elvis me dijo que cuando nos permiten visitar la tierra, podemos hacer lo mismo que los humanos, pero con cuidado, ya que ellos pueden asustarse y a nosotros no nos permitían asustar a los humanos, ya que solo debíamos cuidarlos, amarlos, ayudarlos y protegerlos. Entonces una idea paso por mi mente-
-       Liz.
-       Dime Michael.
-       ¿Puedo dejarle una rosa a Janet cerca de la fotografía que tenia hace unos momentos?
-       ¿Para que se de cuenta de que estas aquí?- me dijo con una sonrisa cómplice. Bueno había robado mi idea, pero aun así, era mi idea. Yo asentí- pues claro, pero rápido, ella puede salir en cualquier momento-
-       Este bien- me acerque al jarrón, tome la rosa blanca y la deje cuidadosamente en el sillón, parada, exactamente a un lado del marco, el cual también acomode en el sillón para que permaneciera parado. Era una foto mía. Una foto mía con ella. Sonreí. Espero que mi plan funcione. No me senté, en cambio me dispuse a seguir caminando por toda su casa. Era muy bella conforme avanzaba. Todo muy bien decorado, estaba completamente en orden y era considerable, ya que Janet casi nunca permanecía en casa, y cuando lo hacia… Deje a Liz atrás, supongo que comprenderá porque me aleje de la sala, aunque verdaderamente ni siquiera yo lo se. Llegue a su recamara. Muy hermosa por cierto. Voltee hacia el grande armario. Lo abrí. No comprendo porque hacia todo aquello, sentía que tenía que hacerlo, que había algo ahí que debía de ver. Lo encontré. Un hermoso osito. Un muy bello osito color café, del tamaño de una almohada, rellenito y con la carita mas tierna del mundo. Ese oso se lo había regalado yo a Janet, en su cumpleaños numero 43. Tenia la misma tarjeta, no lo había abrazado nunca o eso notaba yo, ya que estaba repleto de polvo. Lo saque y lo comencé a sacudir. Me senté en la cama y lo abrace. De pronto escuche pasos, pasos rápidos. No era Liz, los ángeles no hace ningún ruido, porque como dije antes, no podemos asustar a nadie. Me apresure a acomodar al osito en la cama, lo senté y abrí aquella tarjeta, que tenia un '' Te amo '' repleto de corazones, en ella. Me senté en una esquina de la cama esperando a mi hermana.
Janet entro a pasos rápidos, con la rosa blanca entre sus manos, su cara reflejaba temor, confusión, pero sobre todo, emoción y una pizca de felicidad. ¡Bingo! Mi plan había funcionado. De pronto poso su vista en la cama, osea, en el bello oso. Abrió sus ojos de par en par. Su cara reflejaba temor entonces. Temí que se hubiera asustado, ese no era mi propósito, yo solo quería que ella dejara de sentirse sola. Pero al instante me controle y me sentí feliz, ya que en su cara se formo una sonrisa, de esas que yo tanto extrañaba en ellas, se acerco lentamente, se subió a la cama y abrazo al oso. Lo beso y lo abrazo más fuerte.
-       ¿Michael?- pregunto con un tono mas feliz al anterior- ¿Michael eres tu? ¿Has venido a verme hermanito?- pregunto emocionada, la verdad era que eso me llenaba de paz- ¿Por qué no puedo verte?- me pregunto deprimida. Oh no, eso no era lo que yo quería. Me acerque a ella- se que estas aquí, me has mandado muchas señales, pero quiero abrasarte, quiero darte un beso y decirte que esto que haces es lo mas bonito que han hecho por mi desde que te fuiste- sonreí y al parecer ella me correspondió, ya que también sonrió. No pude mas me acerque a ella y le di un beso en la mejilla y otro en su frente. Y entonces lo supe. Ella lo sintió, ya que cerró sus ojos y sus lágrimas comenzaron a salir. La abrace. Ella igual me abrazo, seguía con los ojos cerrados, supongo que solo así podía sentir que era completamente real. Le acaricie el cabello, ella me apretó mas fuerte-
-       Te quiero Janet- le susurre en el oído y ella escondió su cara entre mi cuello y mi hombro-
-       Te extrañe mucho Michael- me decía llorando, aun con sus ojos cerrados-
-       No lo hagas nunca mas, yo siempre estaré contigo, nunca pienso dejarte, no quiero hacerlo, y nunca lo hare, siempre podrás platicar conmigo, porque yo te escuchare y te protegeré y acompañare siempre, hasta que dios lo permita- le dije mientras me separaba de su abrazo- Tengo que irme- dije mientras me paraba y me encaminaba hacia la puerta. Ella asintió con una sonrisa y abrió sus ojos. La sonrisa desapareció y tomo al oso entre sus brazos, supongo que ya ha de pensar que me fui. Salí de la habitación.
-       Hasta pronto Michael, te quiero mucho hermanito- la oí decir mientras escuchaba como cerraba la puerta a mis espaldas, en ese momento sentí una sensación extraña recorrerme por todo el cuerpo, y en un abrir y cerrar de ojos me encontraba me encontraba fuera de la casa de mi hermana-
-       Muy bien muchacho, lo has hecho muy bien- expreso Liz feliz, se veía muy tierna, no me había puesto a observarla bien. También iba vestida de blanco, un vestido largo, blanco, unas zapatillas, y un abrigo o saco largo. Se veía muy bella- ¿Cómo te sientes?
-       Pues ahora me siento completamente feliz porque pude abrazar a Janet. Extrañaba tanto eso.
-       Que bueno que todo resulto, eres muy listo Michael, ¿y ahora? ¿A donde vamos?